25/7/09

Blanquita Amaro, la bailarina cubana que entre rumbas y tangos triunfo en la Argentina


Por Carlos G. Groppa

Rumbera y actriz, Blanquita Amaro fue un símbolo de la rumba cubana. De larga carrera en la Argentina, se destacó en el teatro de revistas y el cine de toda América Latina. Después de la Revolución Cubana, se exilió en Miami hasta el fin de sus días.
A pesar de ser, según el periodista Fausto Miranda, "una diva histórica de Cuba y Latinoamérica", la historia de esta consumada artista, se pierde en su propia patria por haber decidido vivir fuera de ella. Y se pierde al extremo de que ni tan siquiera aparece su nombre en el "Diccionario de la Música Cubana" de Helio Orovio, de 1981 ni en la actualizada en 1992.
Poseedora de una versatilidad que le permitió incursionar en la revista musical, el drama y la comedia por igual durante más de medio siglo, Blanquita Amaro nació el 30 de junio de 1923, en San Antonio de los Baos, provincia de La Habana. Habiendo comenzado en una pequea carpa-teatro de su pueblo en obras dramáticas y musicales, a los nueve aos ganó el primer premio en un concurso de canto en el Teatro Payret de la capital cubana.
Rosendo Rusell, en su libro "Vida y Milagros de la Farándula en Cuba", manifiesta que Blanquita, a los 13 aos, tenía un cuerpo como "para discutirle el primer premio a la Miss Universo más universal que haya existido", y que "al compás de sus fabulosas caderas" hacía temblar los escenarios en cuanto teatro se presentaba.
Atraída de adolescente por los ritmos de su tierra, al serle ofrecida la oportunidad de actuar en un club nocturno de La Habana, logró una rápida popularidad.
Su simpatía, pícara sonrisa y el exaltado movimiento que le imprimía a su ágil cuerpo la convirtieron en una de las figuras más populares de aquella época, compartiendo los escenarios con las principales vedettes, en una etapa artística cubana en la que ella se destacó por su fogosa forma de bailar.
Casada con el empresario y bongosero Orlando Villegas (su director y representante), Blanquita participó en los principales programas de televisión de la Cuba republicana como "Casino de la Alegría", "Jueves de Partagás", y "El show del Mediodía", así como en los mejores espectáculos de teatro y cabaret.
En 1939 asomó en el cine cubano en las películas "Mi tía de América" y "Estampas habaneras", a las que le siguió "Embrujo antillano" (1947), uno de los films musicales más costosos de su época, con Ramón Armengod y la ya famosa vedette cubana María Antonieta Pons.
Requerida en México, donde fue bautizada como "La Reina del Mambo", actuó en las películas "Prófugos" (1940), "Hotel de verano" (1944) con Germán Valdés "Tin Tán", "Escándalo de estrellas" (1944) con Pedro Infante, y "Bésame mucho" (1945) con los tangueros argentinos Vicente Padula y el Che Reyes.
A pesar de haber desarrollado una resonante carrera en la isla, sus éxitos más importantes los cosechó en la Argentina, donde causó sensación a partir de 1947, ao en que fue contratada para intervenir en la comedia musical "Malena luce sus pistolas", compartiendo una exitosa temporada en el Teatro Casino con tres de las más importantes figuras del momento, Tita Merello, Alberto Castillo y Pedro Quartucci. Su exuberante baile y su sensual canto electrificaron a los porteos. Desde entonces Blanquita pasó a ser una de las estrellas más luminosas del firmamento teatral de Buenos Aires.
Sus resplandeciente vestuario, su amplia sonrisa y ese modo de actuación sensual y gracioso al mismo tiempo la convirtieron en una de las vedettes predilectas del público local, que siguió también su labor radial en los programas "Canciones y Sonrisas de América" (1947) con Fidel Pintos, y "Belleza tropical" (1949) con Pablo Palitos.
A raíz de su éxito, fue tentada para actuar en cine, que en ese entonces atravesaba su mejor momento, y al tope en el mercado hispanoamericano gracias a la calidad de sus estrellas, Luis Sandrini, Libertad Lamarque, Nini Marshall, Hugo del Carril, Zully Moreno, Pepe Arias, Mirtha Legrand y muchísimas más.
Habiendo filmado entre 1948 y 1958 diez películas en el cine argentino, debutó con "Cuidado con las imitaciones" (1948) con el grupo cómico los Cinco Grandes del Buen Humor. Luego le siguieron "Una noche en el Ta Ba Rin" (1949) con Pepe Iglesias "El Zorro", "Buenos Aires a la vista" (1950) con Agustín Irusta, "El seductor" (1950) con Luis Sandrini, "A la habana me voy" (1950) con Tito Lusiardo, "Locuras, tiros y mambo" (1951) nuevamente con los Cinco Grandes del Buen Humor, "Una cubana en Espaa" (1951) también con Tito Lusiardo, "Bárbara atómica" (1952) con Juan Carlos Thorry, "Mi viudo y yo" (1954) con Alberto Closas, y entre otras "Casada y seorita" (1954) junto a Adolfo Stray, Pedro Quartucci, Tato Bores y el cantante Fernando Albuerne.
Dirigida por los mejores directores argentinos de ese momento, Luis César Amadori, Luis Bayón Herrera, Julio Saraceni, Enrique Cahen Salaberry, Carlos Rinaldi y otros, Blanquita brilló en esa época de oro del cine argentino con su gracia caribea y su personal talento.
A su labor cinematográfica, radial y escénica, en la década de 1960 le agregó la televisión, al debutar en el programa semanal "El show de Blanquita Amaro" por Canal 13.
En medio de esta actividad, el tango constantemente giró a su alrededor. Su trabajo en cine y teatro, al ser compartido con tangueros de la talla de Tita Merello, Alberto Castillo, Tito Lusiardo, Agustín Irusta y otros, hizo que el tango no le fuese ajeno.
Tras permanecer casi un lustro en la Argentina viajó a Miami, donde produjo y animó su propio show televisivo.
Considerada entre las primeras vedettes cubanas de fama internacional, en 1959, en plena efervescencia de su carrera, con el arribo de Fidel Castro al poder, se exiló en Panamá, donde trabajó en televisión con otros actores cubanos, también exiliados.
Sin dejar de hacer giras por los países vecinos, en 1968 se radicó definitivamente en Miami, donde durante 28 aos presentó en el Miami-Dade County Auditorium el espectáculo "Cuba canta y baila" (nombre de una vieja película musical cubana de 1951), por el cual desfilaron figuras artísticas internacionales como Olga Guillot, Tongolele, María Marta Serra Lima, Xiomara Alfaro, y otras.
En la década de 1970 volvió a los escenarios argentinos con tal repercusión, que mucho tiempo después, el conocido productor de los espectáculos revisteriles del Teatro Maipo, Carlos A. Petit, al recordar esa etapa de la revista portea, no pudo dejar de mencionarla. "Cuando Blanquita actuaba -manifestó-, noche tras noche debía colgarse en la boletería del teatro un cartel que decía ‘No hay más localidades’, y cuando dejaba de actuar, porque filmaba o salía de gira, la recaudación descendía drásticamente a casi la mitad. Este fenómeno no se repitió nunca con ninguna figura de la revista".

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Douglas Fairbanks, El Gaucho y su Tango


Por Carlos G. Groppa

A pesar de haber aprendido a bailar con el afamado profesor Arthur Murray, Douglas Fairbanks le dio tanta importancia a la ardiente escena del tango en su penúltima película muda "El Gaucho", filmada en 1927, que prefirió recurrir al coreógrafo Henry Barsha para que le elaborara los pasos de un tango americanizado, en vez de desarrollarlos él mismo.
Analizando las películas que Fairbanks realizó en la década de 1920 y que pasaron a ser sus mejores trabajos para el cine, "Los Tres Mosqueteros" (1921), "Robin Hood" (1922), "El Ladrón de Bagdad" (1924), "Don Q, hijo del Zorro" (1925), "El Pirata Negro" (1926) y "La Máscara de Hierro" (1929), todas de aventuras de capa y espada, realizadas con gran presupuesto y elaborados decorados, cabe la pregunta ¿por qué agregar a esta lista "El Gaucho", una película no basada en una novela famosa como las nombradas, sino con un argumento escrito para el caso?
Pudo haber muchos factores, pero dos son importantes a tener en cuenta. Uno, la fascinación que Fairbanks mostraba por las armas en sus películas, en este caso las boleadoras, el arma de los indios de la Patagonia argentina. Otro, la crisis personal que enfrentaba al escribir el libreto.


* Las boleadoras


La fascinación por armas de todo tipo mostrada por Fairbanks en sus películas de aventuras es evidente. En el "El Gaucho" no fue la espada de D"Artagnan, el látigo australiano del Zorro ni el arco con flechas de Robin Hood, sino las boleadoras, el arma del gaucho de la pampa argentina. Para su equipo de investigación la descripción que hizo Charles Darwin del gaucho y las boleadoras en su libro "The Voyage of the Beagle", escrito en 1831 cuando visitó la Argentina en una expedición científica, fue suficiente.
Las boleadoras, en ese momento desconocidas en los EE.UU., eran una tentación cinemática. Arma letal en manos de los indios de la Patagonia argentina tanto para defenderse como para cazar, fueron adoptadas y difundidas por el gaucho. Compuestas de tres correas de cuero, dos largas y una corta, atadas juntas en forma de T, y con dos piedras grandes y una más pequea, sujetas las tres a los extremos y envueltas en cuero, eran usadas según lo vio Darwin, "...sosteniendo la bola más pequea con una mano, mientras con la otra rebolea rápidamente las otras dos sobre su cabeza; apuntando al objetivo, las arrojaba haciéndolas girar en el aire", las que al abrirse se enroscaban con fuerza en las patas del animal volteándolo.
Aceptándolas como un nuevo desafío atlético, Fairbanks se propuso abiertamente dominar el nuevo juguete, para lo cual hizo venir de la Argentina a dos instructores en la especialidad, Nick Milanesio y Andrés Rodríguses. Practicando tanto a caballo como a pie, arrojando las boleadoras a estacas y objetos en movimiento, las utilizó con dramático efecto, como una extensión del brazo del alienado personaje que encarnó, para atrapar objetos.


* Crisis personal e inspiración


Douglas Fairbanks, rey indiscutido de las películas de aventuras escapistas del momento, enfrentaba una honda crisis personal durante la producción. Por un lado, estaba la delicada salud de su hermano, a su vez su mano derecha, que declinaba rápidamente a consecuencia de un ataque cerebral. Por otro lado, abstemio como era, lo afectaba profundamente la actitud de su esposa, Mary Pickford, que abrumada por la salud de su madre, había empezado a beber masivamente, provocando agrias discusiones y fugaces amoríos. En medio de este turbulento clima se agregó el viaje a Lourdes, el famoso santuario católico al sur de Francia, cuyas aguas se decía obraban curas milagrosas, que realizó acompaando a la madre de Mary que buscaba un tratamiento alternativo para su cáncer terminal.
Fue así como la historia de Bernadette Soubirous, la muchacha campesina de 14 aos que en 1858 experimentó una serie de visiones de la Virgen María en dicho lugar, le hizo vislumbrar las posibilidades dramáticas de una historia similar para su próxima película. El momento era propicio. Dramas religiosos como "Los Diez Mandamientos" (1923), "Ben-Hur" (1926) y "Rey de Reyes" (1927) lograban éxito comercial mezclando religión, espectáculo y sexo.
Envuelto en estos elementos emocionales, fue cuando Fairbanks elaboró un argumento conflictivo con un toque de semi religiosidad, acción y erotismo para delinear, por primera vez en su carrera el personaje de un villano, un héroe más oscuro y visceral fuera de sus moldes habituales. El espíritu de aventura juvenil y optimista de sus películas anteriores, fue reemplazado por el agresivo comportamiento de un personaje que según un comunicado de prensa de la Academia de Hollywood, es "un temerario gaucho argentino fuera de la ley cuyas proezas con pistolas, espadas y boleadoras se igualan a su habilidad para bailar el tango, escalar edificios y seducir mujeres". Como si esto no fuese suficiente, además bebe, fuma, roba una iglesia, se burla de un sacerdote e incluso se involucra con dos mujeres al mismo tiempo. Y si bien al final se redime a través de una conversión religiosa, deja aflorar constantemente sus deseos carnales con lasciva alegría.
Así fue como el limpio y atildado héroe de sus primeras películas que lo hicieron popular, de repente es reemplazado por un áspero forajido, peleador y burlón que asombró a su audiencia.


* Pre-producción y filmación


Este radical enfoque buen puede atribuirse a la suma de estos acontecimientos -su hermano finalmente sucumbió, rudo golpe que se reflejó en su trabajo al traerle a su conciencia el espectro de su propia mortalidad-, por lo que el talante de Fairbanks durante la producción era tan oscuro como la película que pensaba filmar. Por lo que, convencido de que un toque de humor y una cámara ágil serían esenciales para impedir que el clima de la misma se tornase demasiado denso, contrató a F. Richard Jones, director de las comedias de Mabel Normand y Mack Sennett, y al cinematografista Tony Gaudio, quien influenciado por el expresionismo alemán del momento, le aportaría una palpitante ambientación con juegos de luces y sombras.
También recurrió a su hijo Douglas Fairbanks Jr., en ese momento sin trabajo, para que le sacara de encima las tediosas pruebas de los actores, pagándole a razón de $150 por cada una. A pesar de su inexperiencia, de entre las actrices que probó fueron contratadas para los principales papeles femeninos Lupe Velez como una arisca Muchacha Montaesa, y Eve Southern como la Muchacha de la Gruta ya de mayor. Originalmente, Dolores Del Río había sido considerada para hacer el papel de la Muchacha Montaesa pero fue reemplazada por la Velez cuando se determinó que una desconocida podría servir mejor a la producción.
Listo para comenzar la filmación, Fairbanks declaró al Los Angeles Records que en su película "...no habrá un elemento que indique el tiempo en que se desarrolla la historia; la acción puede ocurrir en cualquier época del siglo diecinueve. Naturalmente, será una historia colorida, mostrando a los americanos del sur como nosotros pensamos que son ellos, en lugar de mostrarlos como ellos son".


* El argumento


"El Gaucho" comienza cuando una joven pastora, al caer en una profunda gruta en los Andes argentinos, se salva milagrosamente por la aparición de la Virgen María. Considerada el agua del manantial cercano con poderes curativos, se construye un santuario en el sitio, y el pueblo que lo rodea, llamado Ciudad del Milagro, prospera rápidamente con el oro donado por los agradecidos peregrinos. Esta riqueza atrae a Ruiz, un sádico general que cerca la ciudad, encarcela a los pobres que recibían parte de la riqueza, clausura el santuario y se apodera del oro. El Gaucho, líder de una banda de forajidos que aterroriza la zona, al acudir al rescate, encuentra en una taberna del camino una atractiva Muchacha Montaesa y la lleva con su grupo de bandoleros. Haciéndose pasar por un individuo del ejército de Ruiz, entra en la ciudad y toma el control de la misma. Al ver a la Muchacha de la Gruta, ahora una hermosa mujer, la invita al festejo que ha organizado. La Muchacha Montaesa, viendo al Gaucho solo con ella, en un arranque de celos lo ataca con un cuchillo hiriéndolo en una mano, mano que un leproso se la toma infectándolo. Vulnerable por primera vez en su vida, el Gaucho piensa en matarse antes de sufrir la terrible enfermedad. Disuadido por la Muchacha de la Gruta, ésta lo lleva al santuario, donde es curado por la aparición de la Virgen. Capturado al salir por los hombres de Ruiz y encarcelado, es condenado a muerte. Pero el Gaucho, que ha experimentado una conversión religiosa como resultado de su curación, escapa de la prisión y con sus hombres levanta en estampida los miles de vacunos que pastan en las afuera de la ciudad. En medio de la confusión ocasionada por los desbandados animales, rescata la ciudad de manos de Ruiz, libera a los presos y devuelve el santuario a su gente. Al final, el Gaucho le propone matrimonio a la Muchacha Montaesa, lo cual implica su abandono a la vida de bandido, un toque muy de acuerdo con los requisitos del siniestro Código ético de Hays con respecto a la moral de los personajes de las películas.


* Entretelones


"El Gaucho", como todas las películas de época de Fairbanks, es notable por su excepcional vistosidad. Los decorados creados por el escenógrafo sueco Carl Oscar Borg reproduciendo la Ciudad del Milagro están románticamente presentados. El vestuario, diseado más para reforzar el efecto artístico que para reflejar realismo, muestra a un Fairbanks magníficamente ataviado con botas de cuero de potro, bombachas (pantalones fluidos que se abrochan en los tobillos), sombrero de ala ancha, cinturón de cuero adornado con monedas cruzado por un cuchillo, brazaletes de cuero, un cigarrillo balanceándose permanentemente en sus labios, y las boleadoras enrolladas a la cintura.
En la primavera de 1927, al comenzar la producción de "El Gaucho" en los estudio de United Artists, Mary Pickford, estaba filmando allí "My Best Girl". Cuando Fairbanks visitó el set y la vio besando en una escena romántica al actor Charles "Buddy" Rogers (mucho más joven que él y con quien ella se casaría después de divorciarse de Fairbanks), sufrió un fuerte ataque a su ego, del que se desquitó iniciando un breve amorío con Lupe Velez. Como resultado de este romance, y a pesar de la poca química en pantalla que corre entre los dos -ella luce un poco vulgar para el refinamiento de Fairbanks-, "El Gaucho" está cargada con un erotismo y una energía sexual ausente en sus otras producciones.


* El tango de Fairbanks


Si bien la Velez fue la única actriz con sangre caliente en las películas de Fairbanks, la escasa chispa que brota entre ambos electriza la secuencia del tango que bailan en la taberna del camino, un ingenioso remedo del famoso baile que Rudolph Valentino realiza en "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis". Si bien Fairbanks carece de la ardiente mirada y la ambigüedad sexual de Valentino, la soltura y confianza en sí mismo que emana de su personaje alardeando masculinidad, unida al desenfado de ella, es cautivante. Usando las boleadoras para atrapar a la Velez por la cintura y permanecer entrelazados a lo largo de todo el baile, hace que las insinuaciones sexuales entre ambos sean más evidentes. Incluso, el momento en que Fairbanks, fumando a lo largo de todo el baile, sonriendo y sosteniendo el cigarrillo entre sus dientes, lo esconde dentro de su boca para besarla, y luego, sacándolo le lanza el humo en su cara, atrajo tanto a Gene Kelly que aos más tarde la reproduciría en la película "El Pirata" (1948) de Vincent Minnelli.
Esta elaborada escena casi al principio de la película, se contrapone a la espectacular estampida de ganado al final. Fairbanks, que entendió el arte de la ilusión cinemática mejor que nadie, para hacer parecer centenares de animales como miles, puso en primer plano unos seiscientos novillos, detrás de estos colocó modelos miniatura de ganado fijados a cintas y plataformas giratorias animadas tirando de una cuerda, y al fondo una gran fotografía con más ganado. El proceso, nunca usado antes en cine, dio por resultado una ilusoria estampida de gran impacto visual.


* Su estreno y la crítica

La película, conocida como "El Gaucho" y en el material de publicidad como "Over the Andes", se estrenó con el título de "Douglas Fairbanks as The Gaucho" en el Grauman’s Chinese Theatre de Hollywood Blvd. el 4 de noviembre de 1927, contando con su asistencia y la de las más importantes celebridades del mundo cinematográfico. A pesar de que él normalmente estrenaba sus películas en New York, en este caso eligió Hollywood por haber estado involucrado en la inauguración pocos meses antes del Chinese Theatre, y ser con su esposa los primeros en dejar sus manos y pies impresos en el cemento a la entrada del mismo.
Como introducción a la película, el programa se completó con un prólogo titulado "Argentine Nights", concebido por el propio Grauman. La música de fondo, que en un principio le fue encomendada a Louis F. Gottschalk, que había visitado la Argentina y compuesto algunos tangos, fue descartada y confiada luego a Arthur Kay.
El crítico de Los Angeles Times, Edwin Schallert, opinó que: "’El Gaucho" puede contar con la aprobación general por ser diferente (...), pero nunca podrá alcanzar el alto grado de entretenimiento que uno asocia con la estrella, salvo en fugaces momentos".
El historiador cinematográfico William K. Everson afirmó que: "...si la audiencia no hubiese quedado tan desconcertada por el cambio súbito de humor y el rápido paso de la payasada a la tragedia, ‘El Gaucho’ probablemente habría obtenido un suceso mucho mayor".
A esta tibia crítica contribuyó, en parte, la fecha del estreno -noviembre de 1927-, justo un mes después que Al Jolson iniciara la revolución del cine sonoro al aparecer cantando en "The Jazz Singer". Cautivado el público de repente por la voz unida a la imagen, "El Gaucho", en su silencio, quedó obsoleto. Fairbanks, cuidando siempre la alta calidad de sus producciones, había descartado el sonido por ser aún experimental.
Pasado el tiempo, la poca repercusión que continuó teniendo la película pudo haberse debido también al hecho de que solamente se sacaron copias en blanco y negro, cuando el original contenía secuencias en un Tecnicolor de dos colores, y el negativo estaba teido de sepia, alteraciones no planeadas por el director, que disminuyeron su impacto.
Otro factor fue el argumento. Lejos de ser impecable, su confusa estructura puede atribuirse a que por esa época, Fairbanks, al tope de su fama y según su hijo con la imaginación disminuida, estaba rodeado de aduladores que no le discutían sus ideas. De haberlo hecho, hubieran evitado que reciclara elementos de tres de sus más aclamadas películas: "Robin Hood", en donde un bandido salva a los campesinos de un usurpador; "La Marca del Zorro", en la que un solitario se opone a un perverso opresor; y "El Pirata Negro", en la que un filibustero captura un barco y una ciudad.
Dada estas circunstancias, se puede conjeturar que la razón por la que se entusiasmó con la historia del Gaucho fue por que le permitía jugar con un arma desconocida, las boleadoras, y sacarle partido a inventivos saltos y piruetas sobre caballos, ventanas, techos y escaleras con su exuberancia de costumbre.
No obstante la despareja respuesta crítica y ser para la audiencia de 1927 difícil de aceptar, "El Gaucho" fue una de las películas que más dinero recaudaron ese ao, rindiéndole a Fairbanks una fortuna. Habiendo costado aproximadamente $700.000, generó la en ese entonces impresionante suma de $1.4 millones. Incluso, hoy en día está considerada como una de sus mejores.
En resumen, "El Gaucho", contrariamente a cualquiera de sus otras películas, es un trabajo en que el tema fue un desafío, realizado por un artista que, en la cima de su madurez, estaba más predispuesto a explorar las posibilidades emocionales de una historia que las posibilidades físicas de las imágenes. Fairbanks nunca más intentaría encarar un argumento con la profundidad y el atrevimiento que desplegó en "El Gaucho".
Cabe agregar que la alegría de vivir que transmiten sus películas, la espectacularidad de sus producciones y la fastuosidad de los decorados -Fairbanks nunca escatimó en gastos-, sumados a la estudiada coreografía de sus peleas y las arriesgadas piruetas que realizaba con sorprendente agilidad e ingenio convirtiéndolas en un buscado entretenimiento, están muy presentes en "El Gaucho".

Datos biograficos de Douglas Fairbanks - Douglas Elton Ulman, conocido como Douglas Fairbanks al adoptar el apellido del primer esposo de su madre, nació en Denver, Colorado, el 23 de Mayo de 1883. Abandonado por su padre a la edad de 5 aos, entró en el mundo del teatro siendo un adolescente. Una oferta de trabajo lo llevó a Hollywood, donde debutó en 1915 en la película "The Lamb" (El cordero). Las que le siguieron, en su mayoría comedias mundanas, al brindarle pronta popularidad, hicieron que se estableciese por cuenta propia, y luego, en 1919 fundase United Artists con D. W. Griffith, Mary Pickford y Charles Chaplin, para producir y distribuir sus propias películas.
Convertido en la primera super estrella del cine, Fairbanks no sólo fue el principal actor de sus películas sino también su principal creador, ya que supervisaba la producción, compartía la dirección y escribía los libretos, firmándolos con el seudónimo de Elton Thomas.
En 1920 le da un vuelco a su imagen cinematográfica al filmar "La Marca del Zorro", su primera película de capa y espada, muy lejos de las comedias mundanas que lo habían consagrado, convirtiéndolo en el espadachín por excelencia de la pantalla, y a la que le seguirían las películas de aventuras que mayor fama le dieron en su carrera.
Dotado de gran destreza física -sus peligrosas escenas en la pantalla nunca fueron un obstáculo para él-, su atlética figura le sirvió al dibujante Joe Schuster para delinear la del héroe de su historieta "Superman".
Llegando a ser uno de los más creativos productores de Hollywood, fundó y fue primer presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Su casamiento en 1920 con Mary Pickford convirtió a la pareja en los artistas más populares de la década.
Y si bien en su apogeo nunca filmaron juntos, cuando lo hicieron en 1929 en "Taming of The Shrew" (La fierecilla domada), ya era tarde. Notables personalidades, pero no grandes actores, estaban lejos de Shakespeare y la película fue un estruendoso fracaso. Resquebraja su relación personal, se separaron.
Cuando el 12 de diciembre de 1939 Fairbanks falleció en Santa Monica, estaba planeando producir una película con su hijo, Douglas Fairbanks Jr.

Bibliografía
- Carey, Gary. Doug & Mary: A Biography of Douglas Fairbanks & Mary Pickford. E.D. Dutton, New York, 1977.
- Everson, Willian K. American Silent Film. Oxford University, New York, 1978.
- Fairbanks, Douglas, Jr. The Salad Days. Doubleday, New York, 1988.
- Groppa, Carlos A. The Tango in The United States. McFarland, New Jersey, 2004.
- New York Times. Fairbanks Uses New Weapon, The Bolas. Oct. 6, 1927.
- New York Times. Mordaunt Hall: "An Argentine Cowboy", Nov. 22, 1927.
-Vance, Jeffrey. Douglas Fairbanks. University of California Press, 2008.


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