22/8/09

La literatura del Tango: un drama editorial o autoral?

Por Carlos G. Groppa

Hay que reconocer que el tango, como el jazz, es patrimonio nacional de los países que los originaron, y que de una manera u otra hay que ocuparse de documentar, con seriedad profesional, la vida y obra de sus músicos, sus poetas y su gente. Así lo entendieron los críticos, historiadores, estudiosos y editores que se ocuparon del jazz.


Músicos fundamentales del jazz (Ellington, Goodman, Armstrong, Dorsey), compositores (Gershwin, Porter, Carmichael, Berlin, Kern), letristas (Mercer, Warren, Arlen) y arregladores (Henderson, Riddle, May, Anthony, los hermanos Elgar), cuentan con docenas de biógrafos y estudiosos que hurgaron sus vidas, llenando los estantes de las librerías y bibliotecas con docenas de libros biográficos unos, polémicos otros, pero todos reveladores para un público consumidor ávido de la verdad... o del chisme, pero ávido al fin. ¿Alguien trató de hacer lo mismo con el tango?


¿Por qué del tango sólo existen, en proporción a otro tipo de literatura temática, un puado de libros, algunos de ellos muy valiosos y fundamentales, y nada más? Aparentemente, la industria del libro de tango parece estar descuidada. ¿Por qué?


* A partir de un cuestionario


En un deseo de descubrir ese por qué, se les envió por email a 25 editoriales argentinas cuyos libros figuran en nuestra biblioteca un breve cuestionario de siete preguntas básicas sobre tiraje, distribución, liquidación de regalías, copias a corregir previas a la impresión, y otras preguntas técnicas. Las respuestas brillaron por su ausencia. Una editorial contestó "nosotros no publicamos libros de tango" (a pesar de que nosotros tenemos varios de ellos), otra dijo no haber publicado ninguno en 2007 (también tenemos varios de ellos), y dos, sólo dos contestaron las siete preguntas, algunas ambiguamente. El abrumador resto, no se molestó ni tan siquiera en acusar recibo del email.
Como un silencio no es respuesta, enviamos el mismo cuestionario, con las variantes del caso, a los autores de esos 25 libros. El resultado fue muy distinto (al menos tuvieron la educación de contestar).


Por lo tanto, y dado que no hay librerías en Los Angeles que vendan libros de tango editados en la Argentina, en base a esas respuestas, a los libros prestados o propios, los consultados en la Biblioteca Central local y los revisados en las bibliotecas virtuales de las Universidades de Duke y Stanford (525 libros en total), armamos este artículo, descartando abrir juicio literario y sólo analizando la industria editorial en sí que gira alrededor del tango. Hacemos la salvedad que la literatura tanguera vista desde afuera, consultando una biblioteca pública en Sunset Blvd. y navegando por el ciberespacio es muy distinta a la vista desde la Argentina recorriendo una librería de la Calle Corrientes.

* Tecnicismos industriales y artísticos


Presentación - Caracterizada la industria editorial argentina por la calidad y cuidado de sus impresos, llama la atención que muy pocos libros de tango atraen visualmente. En general, no existen libros de tapas duras ni ilustrados a color. Esto último disculpable si se tiene en cuenta que la historia del tango en la primera mitad del siglo pasado se fotografió en blanco y negro, pero no cuando se incluyen fotos más actuales, carátulas de partituras o etiquetas de discos, que siempre se imprimieron a color. Y si bien la tapa dura y el color pueden incidir en los costos, estos se contradicen con las dimensiones anárquicas de los libros, anarquía que ocasiona gran desperdicio de papel.


Como contraste, las revistas de tango muestran más cuidado ya que, de acuerdo a sus editores, si no se imprimen en buen papel -además el buen papel da status- y a color, no funcionan. Para los editores de revistas -efímeras en manos del lector- el papel es más importante que el contenido. ¿Por qué entonces los libros de tango, más duraderos y con un contenido muy superior al de las revistas, están pobremente impresos?


Calidad fotográfica - A pesar de existir en la Argentina el Archivo General de la Nación con una exhaustiva colección fotográfica, la reproducción y calidad de las fotos en los libros de tango deja mucho que desear. Su falta de contraste y nitidez dan la impresión de que las fotos son copia de copia tomadas de libros o periódicos antiguos y no reproducciones directas de los originales del Archivo Nacional. Según consulta telefónica, ninguna editorial le solicita fotos al Archivo, sólo algunos autores.


Diagramado - Sin inquietud, cuando no simple. En una época en que los programas de computadora ofrecen ilimitadas posibilidades para diagramar páginas, no hay excusas para una mala diagramación, a menos que se carezca de ingenio. Los libros de tango parecen como diagramados en la máquina de escribir de los autores y de acuerdo a como ellos envían el manuscrito. Algunos autores manifestaron no usar computadora aún.


Correcciones - Todos los autores consultados enfatizaron haber recibido una copia a corregir. No obstante, la realidad de muchos libros impresos lo desmiente, ya que obran en nuestro poder varios corregidos a mano por sus propios autores.

Regalías - Si bien las editoriales mayores las pagan rigurosamente, otras las liquidan con ejemplares. Este proceder, que en cierta medida explota la vanidad del autor de ver su libro publicado, desmoraliza a escritores serios que al no ver remunerados sus proyectos descartan estudios más profundos, dejando morir ideas y manuscritos en el callejón de los sueos destrozados.


Tiraje - Mientras que de cualquier novela primeriza se editan arriba de 2.000 ejemplares, las ediciones de libros de tango son de corto tiraje, entre 300 a 500 copias por título (excepcionalmente 1.000). ¿No hay público consumidor suficiente? ¿Quizás la baja calidad literaria de muchos libros, sobre todo en ediciones del autor, desalienta al lector? Es difícil saberlo, dado que las editoriales consultadas guardaron silencio al respecto.


Reimpresiones - El peligro mayor que enfrenta el libro de tango es la falta de reimpresiones. Contados son los que logran una segunda edición. Vendidos los 300 ó 500 ejemplares primigenios, su perdurabilidad es dudosa. Un porcentaje de ellos termina perdido en los estantes de lectores anónimos, otros destruidos por el tiempo, y algunos, quizás, olvidados en el asiento de un autobús. Su único refugio perdurable está en las bibliotecas públicas, si es que los autores donan unas copias de las que recibieron como pago de regalías.


De libros editados en la época de la linotipo, hay desmaadas reimpresiones cuyos errores, al ser retipeados en la computadora, se multiplicaron geométricamente, sobre todo en las fechas. A muchos les dio lo mismo tipear 1890 que 1098, sin razonar que, si bien los tres últimos números son correlativos en el teclado, fueron tipeados al revés.
Quedan algunas reimpresiones de libros históricos que, ya destruidos los negativos originales, fueron reeditadas en base a fotocopiado o escaneado de las primeras ediciones, con cierto descuido en el proceso, reflejando el deterioro que el tiempo ha ocasionado en el papel original.


Distribución - Nacional y limitada. Muy pocos libros llegan al mercado internacional de habla hispana, salvo alguno que otro de las editoriales mayores con sucursales en otros países. Las ediciones del autor, así como las copias recibidas como pago de regalías, tienen una distribución manual e incierta. El Internet, en este sentido, abrió un nuevo camino a la distribución y venta internacional.


Indices de nombres - Fundamentales para ubicar datos, la carencia de este tipo de índice en casi la totalidad de los libros de tango los hace penosos de consultar cuando no inservibles, a menos que el lector haya hecho anotaciones mientras los lee. Carencia imperdonable actualmente, ya que la computadora resuelve este tipo de índices.


Bibliografía - La bibliografía que acompaa a los libros de tango pone de manifiesto que muy pocos historiadores consultan libros en otros idiomas fuera del espaol o viajan a las fuentes de información, delatando haberse documentado en su entorno, la Biblioteca Nacional, SADAIC, periódicos y revistas de la época, libros personales o prestados y, entre otras fuentes probables, el mozo del café de la esquina que es milonguero viejo y memorioso.


Un ejemplo específico son los numerosos escritos que hablan de la llegada de Fresedo, Delfino y Roccatagliata a Camden, New Jersey, para formar la Orquesta Típica Select y grabar. Según consta en los archivos de RCA Victor en cuyos estudios se hicieron las grabaciones, ningún autor viajó, ni envió una carta, fax o email para verificar los datos. Escritos de oídas, por lo que dijeron los músicos o de memoria, todos mencionan indistintamente que se grabaron 32, 48, ó 68 discos, cuando en los archivos figuran sólo 54 grabaciones. Hasta el presente, y según el encargado del archivo, el único que pisó sus oficinas en busca de información sobre esos discos durante los más de 85 aos pasados desde que fueron realizadas, fue el autor de este articulo.


* Temática y autores

Examinando los títulos de los libros salta a la vista que el tema abrumadoramente dominante es Gardel. Batiendo récords de publicaciones con varias decenas de libros, es seguido por las biografías de Piazzolla, el lunfardo, las letras de los tangos y tratados sobre el tango en general. Luego, y en ningún caso con más de un par de libros por tema, están las biografías de cantantes, muy pocas sobre cantores, el tango en el extranjero, y artículos surtidos recopilados en libros temáticos sobre cafés, barrios, el bandoneón, y discografías.


Los autores más prominentes, Estela Dos Santos, Luis A. Sierra, Marina González, Jorge Bossio, Ernesto Sábato, Gaspar Astarita, Juan M. Pea, Horacio Salas, Jorge Gottling, Blas Matamoro, Roberto Selles, tienen, en su mayoría, un solo libro publicado. Merece una mención especial José Gobello por ser el autor más prolífico de todos en materia de libros de tango y lunfardo, con más de una docena de títulos en su haber.

Hay además libros temáticamente eclécticos que pueden ingresar en la categoría del tango antes y después de Gardel, crónicas de la mala vida, los compadritos, recuerdos de nostálgicos para quienes "todo tiempo pasado fue mejor", biografías sueltas -Troilo, Sosa, la Merello- o con pretensiones de serlo, y ensayos garabateados por gente que se auto-denominan historiadores, investigadores o periodistas.


Otros libros, bastantes, que circulando libremente en cortos tirajes -en su mayoría ediciones del autor-, y sin aportar material muy original, están basados, disimuladamente o no tanto, en los de los autores mencionados o tomados a estos como única fuente de información.


Quedan en el tintero libros de memorias y biografías aisladas de Filiberto, Pugliese, Argentino Galván, Manzi y quizás algunos más, como si la vida del resto de músicos, poetas, o bailarines no atrajera la atención de escritores. ¿Es que acaso D’Arienzo, Di Sarli, Cadícamo, El Cachafaz y un centenar de nombres ilustres más no tienen suficiente gancho como para tentar a alguien a escribir sobre ellos?


* ¿Editores o imprenteros?


No a todos los libros se le brinda el mismo tratamiento. Al lado de los clásicos de la literatura argentina y los potenciales "best-sellers" (belleza, dietas, cocina) que reciben trato preferencial en cuidadas ediciones, los libros de tango lucen como descuidados. La temática del tango, un género tan clásico como el "Martín Fierro" y las poesías de Baldomero Fernández Moreno, y tan vendible como los de cocina vegetariana o como adelgazar comiendo chocolate, debería tener un trato más igualitario.


Como ejemplo de este descuido editorial citaremos sólo cuatro libros de tango de entre los tantos que obran en nuestro poder. Los cuatro fueron escritos por reconocidas autoridades en la materia: Estela Dos Santos ("Damas y milongueras del tango"), Marina González ("Linda Thelma, entre el Cuplé y el Tango"), Acho Manzi, el hijo de Homero (recopilaciones de escritos y poemas de su padre), y José Gobello ("Fuera de contexto"), la pluma más seria y esclarecedora que se pueda encontrar en la historia del tango, y probablemente sus libros y escritos el origen de muchos libros de tango. Los cuatro autores corrieron la misma suerte, y al igual que otros, tuvieron que corregir a mano fechas y palabras equivocadas en los libros que enviaron a los medios de comunicación para ser comentados.

Entonces, si nos atenemos a la definición del diccionario, de que un editor es la "persona que cuida de la preparación de un texto ajeno siguiendo criterios filológicos", en los casos mencionados, como en muchos más, sus editores fueron reales imprenteros o, como especifica el mismo diccionario, "dueos de una imprenta que imprimen libros".


* Ediciones internacionales


Contrastando con la edición argentina de libros de tango, está la internacional. No muy abundante, pero sí notoria, supera en calidad editorial a la nacional. Sobre todo las ediciones norteamericanas y europeas (Alemania al frente, Italia, Francia, Espaa), ya sean publicadas en sus idiomas nativos, en espaol o traducidos.


De los libros impresos en estos países, los más cuidados son los de los EE.UU.. Escasos pero significativos, se pueden mencionar los de Simon Collier "The Life, Music and Times Of Carlos Gardel", la mejor biografía existente hasta la fecha del Zorzal), y los dos escritos en colaboración con María Susana Azzi ("Piazzolla", y "¡Tango!"). Editados originalmente en inglés, con tapa dura y profusamente ilustrados ("¡Tango!" a color), un par de aos después y traducidos, fueron publicados en la Argentina (sólo Gardel y Piazzolla), ambos con tapa blanda y menor número de ilustraciones.


También se encuentran editados en los EE.UU. y directamente escritos en inglés, los libros de Marta E. Savigliano, Julie Taylor, Robert F. Thompson y, entre otros, el del autor de este artículo sobre el tango en los EE.UU.. A pesar de tocar todos tópicos no tratados anteriormente en libro alguno, y que varios fueron escritos bilingües, ninguna editorial argentina mostró interés en publicarlos.


De entre el panorama europeo, cabe destacar por su calidad y amplio enfoque temático, los libros de la Editorial Abrazos. Fundada en Alemania por el argentino Daniel Canuti, es la única en el mundo dedicada exclusivamente a la edición bilingüe de libros de tango. Y si bien su fuerte es la edición en alemán, lleva editados numerosos libros en inglés, italiano, francés y espaol por supuesto. Marcando un esfuerzo editorial sin precedentes en la industria del libro de tango, sus tirajes pasan los mil ejemplares, con reediciones y amplia distribución internacional.


* Resumiendo: ¿por qué no se editan más libros de tango?


Después de este análisis, la respuesta es compleja. A pesar de que sobran autores y talento, no hay suficiente editores dispuestos a editar sus trabajos, ni lectores que justifiquen largos tirajes. Las editoriales mayores parecerían detestar al tango y menospreciar el poder adquisitivo de los lectores: las pequeas ponen trabas económicas, de distribución o promocionales, entrando así ambas en un círculo vicioso sencillo de comprender. Si cualquier autor se dirige a una de las consideradas mayores, a menos que tenga un antecedente -llamado manija-, recibe la misma respuesta redactada en una carta tipo: "tenemos cerrada la recepción de manuscritos hasta el ao que viene" (esta respuesta es la misma al ao siguiente). Por el contrario, las pequeas, o que se creen grandes sin serlo, responden: "esto le va a costar X pesos, la mitad ahora y el resto contra entrega". Esta respuesta implica que el autor, además de escribir el libro, se tiene que convertir en publicitario, distribuidor y vendedor del mismo para ver si puede recuperar algo de su inversión.


Y en el supuesto caso de publicarse un libro, ¿cómo tentar al lector para justificar un tiraje redituable? Quizás sea fácil, si los editores echaran mano a los mismos recursos que usan para vener sus libros de cocina checoslovaca o de sistemas para conquistar al sexo opuesto que publican. Es decir, con buena promoción, atractiva diagramación, fotos en colores, tapas de impacto, y sobre todo textos amenos sin errores, más ese toque imponderable al ubicar un nuevo libro en la vidriera de una librería que hace que el lector pida el libro que se quiere promover y no el de al lado.


No obstante esta apatía editorial frente al libro de tango, la abundancia de talento autoral es impactante. Ajeno a los autores surgidos con el despertar de la recuperación histórico-literaria del tango a partir de la década de 1960, es innegable la existencia actual de talentosos y muy prolíficos escritores. Si nos basamos en los artículos publicados en TANGO Reporter durante sus 13 aos de vida tendremos una idea del talento que gira alrededor del tango. Por sus páginas desfilaron casi 700 autores. Un centenar de ellos con larga trayectoria periodística (Rossi, Pinsón, Apicela, Barna, Aresi, etc.), tienen en la actualidad suficiente material escrito como para armar uno o varios libros de más de 200 páginas cada uno. Otros (Rafael, Burgstaller, Benedetti, Mármol...), nos consta, están a punto de escribirlo o ya lo tienen terminado archivado en la memoria de sus computadoras a la espera de un editor que les dé una respuesta positiva a sus inquietudes literarias. Si a estos autores le sumamos los escritos esparcidos en publicaciones argentinas y el Internet en similar período de tiempo, podemos redondear por lo menos otra cifra igual o mayor. Es decir, andan de 1.500 a 2.000 escritores surtiendo con su talento las páginas de distintas publicaciones sin que ningún editor de libros recurra a ellos.


Y si bien es lógico pensar que no todos están dispuestos a escribir un libro, y que otros no llegan a pergear más de 10 a 20 artículos en su vida, queda un buen porcentaje de autores listos para encarar la empresa si la situación editorial se les diera a su favor.


Pero, ¿dónde están los editores dispuestos a imprimirlos? ¿Es aquí donde reside el problema de la falta de libros de tango de calidad en el mercado? El lector, único consumidor al que va dirigida la letra impresa, quizás, tenga la respuesta+

Malando y su Orquesta de Tango


Una leyenda del tango en Holanda.

Por Carlos G. Groppa

Dado que la colonia holandesa más grande fuera de Holanda está en la Argentina, el músico y compositor Arie Maasland, por ser holandés y tanguero, pudo haber nacido allí, pero en cambio lo hizo en Rotterdam el 26 de mayo de 1908. Fallecido en Bussum el 22 de Noviembre de 1980, adquirió popularidad internacional con el seudónimo de Malando.

Hijo de un carpintero holandés, terminada la preparatoria, estudió dibujo arquitectónico, que abandonó abruptamente para dedicarse a la música. Durante seis aos estudió piano con el maestro Jan Kriek, y luego compró un acordeón, que adoptó como su instrumento, con el que debutó profesionalmente tocando en varias orquestas locales y en los cines acompaando a las películas mudas. En 1933 se incorporó al sexteto Jumping Jacks como acordeonista y percusionista. A su vez le escribió los arreglos, varias composiciones, y se encargó de la dirección comercial y la representación artística del grupo.

Corrían los aos de la ocupación nazi y el tango tenía gran aceptación, sobre todo tras las actuaciones que el partido le organizaba a la orquesta de Eduardo Bianco, con la cual, en 1935, el sexteto compartió el cartel durante una gira europea que llegó hasta los Países Bajos. Inspirado por su música, Maasland decidió dedicarse de lleno al tango. Para ello creó una manera interpretativa que preservaba la forma argentina de interpretarlo y suavizaba la brusquedad del estilo que se tocaba en Alemania, al que se le había despojado la profundidad y sentimiento del rioplatense. De esta forma, Maasland consiguió crear un "estilo continental", elegante, más superficial y básico tanto en ritmo como en armonía.

Inspirado en los tangos que tocaba la orquesta de Bianco, Maasland compuso en 1935 su primer tango, Anny, dedicado a su esposa, y en 1937 el que le haría famoso en todo el mundo: Cosmopoliet, claro que no con ese título que era el nombre del restaurante donde los Jumping Jacks estaban actuando. Según la leyenda de la música, fue escrito mientras esperaba a que su esposa terminara de realizar unas compras. Pronto convertido en gran éxito del conjunto, sus miembros le aconsejaron lo publicara. Al Maasland llevarlo a la editorial Muziek Smith de La Haya, como siempre le ocurre a los desconocidos con talento, se lo rechazaron argumentando que había ya demasiados tangos en el mercado. No tomando el rechazo como respuesta, al ofrecerles el músico pagarles la mitad del costo de la edición, la situación cambió. Y si bien se lo aceptaron de inmediato, le pusieron como condición que cambiara el título al tema y su nombre Arie Maasland por algo que sonara más espaol. Fue así fue como Cosmopoliet se convirtió en Olé guapa y Arie Maasland pasó a llamarse Malando.

Olé guapa, junto con Penny Serenade (1939) de Melle Weersma, fue el tema más internacionalmente aclamado y duradero en el gusto popular de todas las composiciones de origen holandés. Llama la atención el súbito éxito que tuvo, ya que fue una composición no sólo de un músico desconocido sino que comenzó a difundirse interpretada por una agrupación holandesa cuyos discos no entraban en la programación de las estaciones de radio locales ni contaban con el apoyo de una compaía grabadora importante.

A partir del resonante suceso que tuvo Olé Guapa, Maasland decidió seguir en esa línea del tango. Por lo que en 1939, al separase de los Jumping Jacks para formar su propia orquesta con dos de sus miembros, Ben Rodenhuis (violín) y Rinus de Recht (violín, clarinete y a veces canto), le dio a ésta un sonido propio que atrajo de inmediato tanto a bailarines como a escuchas, logrando un gran nivel interpretativo.

Maasland, ahora como director y acordeonista del grupo, al debutar el 1 de Julio de 1939 en el dancing Spoorzicht de Leeuwarden, adoptó definitivamente el seudónimo de Malando, con el que fue conocido en el mundo de la música.
Por ese entonces ya tenía un repertorio de tangos argentinos, europeos y de su propia inspiración. Entre sus más exitosos estaban Nia Bonita (1938), dedicado a su hija Lía de cuatro meses de edad, y Cornelita y Guapita (ambos de 1940), a los que con el tiempo les agregó Noche de Estrellas (1947), Campanillas (1955), Con sentimiento (1957), y Soleado (1962).

La guerra y las subsecuentes condiciones de la ocupación nazi le acarrearon al conjunto ciertos problemas, siendo el más serio el ocurrido en 1944 al ser llamado para actuar en Alemania. Al negarse, fue arrestado, pero logró escapar mientras era transportado al campo de trabajos forzado de Amersfoort, junto con dos miembros de su orquesta.
Después de la liberación formó el dúo Malgori con su compatriota acordeonista Gorissen, que pasaría a ser el segundo acordeón al Maasland reagrupar su orquesta, la cual se hizo muy popular, sobre todo entre 1947 y 1960, período en el que se incorporaron músicos como Willy Langestraat (saxo), Dick Wiersema (piano) y el francés Frans Wanders, contrabajista y admirado cantante.

Su contrato para actuar en VARA, la radio y televisión holandesa, firmado en 1946, aumentó el reconocimiento de Malando como orquesta de tango.

Gracias a sus frecuentes presentaciones en radio y conciertos, la orquesta ganó popularidad en los Países Bajos, mientras que el disco la difundía en los países vecinos, tanto que incluso se llegaron a usar estos en las clases de baile. Este uso contribuyó a que, dado que ese tipo de interpretación se consideraba como tango en muchos lugares del mundo, se confundiera a Malando y su música como proveniente de Buenos Aires.

Durante los primeros meses de 1947, la orquesta, llevando como cantante a Lou Bandy, de gran popularidad en Holanda entre las dos Guerras, viajó a Indonesia para actuar ante las tropas del ejército holandés. Después le siguieron giras por Europa, sobre todo por Alemania, Bélgica, Finlandia y Austria, países estos dos últimos en los que obtuvo gran repercusión.

En la década de 1960 la curiosidad que despertó la orquesta de Malando en Japón fue mayor que en cualquier otra parte del mundo, por lo que en Noviembre de 1964 realizó una gira a la que, dado su éxito, le seguirían muchas otras más. A tal extremo repercutió en dicho país que las grabadoras locales llegaron a editar más de cien discos de larga duración. Incluso, aún a fines de la década de 1980, y ya mucho después de haber fallecido Malando, todavía seguía siendo requerida allí su orquesta, aunque en ese entonces conducida por su yerno, el percusionista Evert Overweg.
La apreciación mundial que disfrutó la orquesta de Malando fue un hecho tan raro para un músico holandés, que motivó en su propia patria la formación de un club de admiradores ansiosos de mantener vivo su nombre y su música.

En 1968 Malando se presentó en la cuna del tango, Buenos Aires, donde logró un sostenido éxito, vendiéndose gran cantidad de sus discos entre un público dispuesto a aceptar todo lo que viniera de Europa. Para su halago, los acordeonistas locales lo consideraron difícil de igualar.
Prolífico autor, en vida de Maasland, los derechos de propiedad literaria cubrían una obra de más 150 composiciones, con el agregado de que solamente Olé Guapa fue grabado por más de 200 orquestas diferentes.
Animado por el éxito, Malando que en ese momento integraba su repertorio con sus propias composiciones, más tangos clásicos argentinos y europeos, lo amplió con el agregado de temas de otros ritmos latinoamericanos, para lo cual le incorporó a su agrupación timbales, bongós y maracas, instrumentos poco usuales por entonces en ese tipo de orquestas.

A partir que aquí sus composiciones no fueron sólo tangos, sino que abarcaron otros ritmos, sobresaliendo los temas Manolita (1943, rumba), Rambla de Flores (1951, paso doble), y las suites clásicas "Cordilleras de los Andes" (Cotopaxi, Illimani, Coropuna) y "Rivieren Cyclus" (Rio Negro, Orinoco, Chubut), suites que llegaron a ser ejecutadas por orquestas sinfónicas

Multifacético, Maasland realizó arreglos en tiempo de tango de melodías de operetas, y de canciones populares de los Países Bajos, Inglaterra, Japón, no sólo para su orquesta sino para otros colegas. Más tarde, al agregarle a su orquesta una sección de cuerdas -llegando durante las grabaciones a tener hasta 40 músicos-, compartió los arreglos con Henk Stiphout.

Mucho tiempo antes de despedirse de su público con un show musical realizado el 23 de mayo de 1979 por VARA TV, la orquesta de Malando ya había cesado prácticamente de existir. El rock ya había matado a las orquestas melódicas. Por esos aos sólo se pasaban por la radio sus viejas grabaciones y muy pocas nuevas eran ofrecidas. La última fue el 9 de enero de 1978 durante una presentación personal en la que interpretó, en un arreglo muy a su estilo, el tango Verano Porteo de Astor Piazzolla.

A lo largo de su exitosa carrera, su atractiva música le produjo a Malando numerosos reconocimientos. En 1959 recibió en Pavia (Italia) el Oscar Mondiale como el mejor acordeonista de orquesta del mundo. En 1964 se le otorgó el Premio Edison, y dos aos después la Fundación Conamus, dedicada a promover la música ligera, le otorgó el Golden Arp, el premio más importante de Holanda concedido a los músicos por su obra. En 1973 fue condecorado por los Reyes de los Países Bajos por su larga y exitosa carrera.

No obstante estos honores y la fortuna que amasó con sus composiciones y discos, Maasland siguió siendo un músico simple, trabajador, casi descolorido, que a pesar de su talento y su estatura de estrella de primera magnitud dentro del mundo de la música se sentía más a gusto con su propia gente.

Actualmente la orquesta de su nieto Danny Malando continúa la tradición que iniciara Arie Maasland dentro de lo que se conoce como Ballroom Tango.

Bibliografía:
- E. Saegeman, The sorrow that you can dance. The tango as a musical and social phenomenon (Bruselas, 1982).
- Frans Oudejans. Biographical Dictionary of the Netherlands 3 (Dan Hagg 1989).
- Carlos G. Groppa, The Tango in The United States (McFarland, New Jersey, 2004)

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